
Dice la historia que esta es la fecha de la reconquista de la ciudad de las manos del obispo Don Bernardo de Agen, y como tal la celebra, en honor a su patrón, declarándola fiesta local. La cofradía de San Vicente se encarga de organizar varios días de asueto. La víspera, tras el último ejercicio de la novena, donde se adora la reliquia, una hoguera nocturna arde frente a la iglesia en que se guarda el Santo, en la Plazuela de San Vicente, lugar donde se encuentra la Casa del Doncel.
El día 22 tiene lugar la misa de hermandad y la procesión por las calles de la ciudad. También suele celebrarse el tradicional Festival de Dulzainas, homenaje a Jose María Canfrán, en el Parador de Turismo. Al día siguiente, “San Vicentillo”, en el clásico “bibitoque” se invita a todos los asistentes a beber vino y bailar, al son de la gaita y el tamboril, repartiéndose naranjas y caramelos en la tarde seguntina que transcurre en las eras del Castillo o bajo los soportales de la Plaza Mayor.

La Cofradía de la Vera Cruz (s. XVI) y la del Santo Sepulcro (s. XVII) son las encargadas de organizar las procesiones de Semana Santa.
El Domingo de Ramos, el Cabildo catedralicio y la Corporación Municipal acompañan el paso de la Entrada de Jesús en Jerusalén entre palmas y ramos de olivo bendecidos. Tras procesiones diarias llega el Viernes Santo, día en que por la mañana desfilan todos los pasos que han salido de sus parroquias para juntarse a medio día en la Plaza de Don Hilario Yaben. Ordenadamente, conforme a los hechos, el pueblo sigue en la calle la secuencia de la pasión y muerte en la Cruz. En el crepúsculo, tras dar la vuelta a la Catedral al son de cajas destempladas, aparece a los ojos de la muchedumbre que espera en el atrio un Cristo exánime, escoltado y a hombros de "los Armados".
Tras la urna acristalada que lo recoge, la Virgen de la Soledad, de precioso luto aterciopelado, llora al Hijo en la oscura noche seguntina. Llegados a la Residencia de Ancianos, que incluye la que fuera Ermita de San Lázaro, son acogidos en medio de un impresionante silencio que se rompe tras la pregunta: "¿Quieeeén? Jesús el Nazareno, Rey de los Judíos". Es la última ocasión para contemplar la figura de los Armados o hermanos de carga que, a sus hombros, pasean las imágenes. Camisa blanca, chaquetilla y calzón negros, coleto de cuero, mallas (peto y espaldar) y faja de cardenal con lazada, visten hombres como guerreros a quienes el casco impide identificar. Figuras únicas en la geografía española que, enguantados, sujetan una lanza como si el tiempo no hubiera pasado.
El Domingo de Pascua se celebra la Procesión de la Alegría. En la Catedral, ante el altar de la Virgen de la Mayor se encuentran el Cristo resucitado y su Madre, la Virgen de la Alegría. Desde aquí hasta Nª Sª de los Huertos acompañados por los Gaiteros de Sigüenza y después, al lado, en la puerta central de la Alameda, la quema del Judas, un pelele relleno de paja y petardos.
El Domingo de Pascua se celebra la Procesión de la Alegría. En la Catedral, ante el altar de la Virgen de la Mayor se encuentran el Cristo resucitado y su Madre, la Virgen de la Alegría. Desde aquí hasta Nª Sª de los Huertos acompañados por los Gaiteros de Sigüenza y después, al lado, en la puerta central de la Alameda, la quema del Judas, un pelele relleno de paja y petardos.

La tradición de las romerías al santuario de Nª Sª de la Salud parece ser tan antigua como lo es la primitiva ermita, celebrándose el siguiente domingo de la Natividad. El segundo domingo de mayo, a las nueve de la mañana, se congregan los peregrinos en el atrio de la Catedral seguntina marchando a pie hasta Barbatona. Dos horas después, en una explanada, se oye la Santa Misa que suele presidir el prelado de la Diócesis, acompañado generalmente por algún hermano de igual categoría. Tras ella, miles de familias disfrutan de una comida campestre. El día se aprovecha adorando la imagen de la Virgen y pasando a los niños bajo su manto.
En este día, la custodia sale de la Catedral precedida por los niños y niñas seguntinos que este año han tomado la primera comunión (con los trajes que llevaron aquel día) escoltada por los canónigos que visten capas bordadas en oro. Tras recorrer varias calles cercanas desde cuyos balcones llueven pétalos de rosas, llega la comitiva a la Plaza Mayor, donde se exhibe el Santísimo mientras el gentío se arrodilla.
Los días previos, niños y niñas del barrio andan tras los mayores pidiéndoles "una perrilla p´al arco de San Juan". La víspera con ramas de chopo y rosas, una mesa con faldas de seda y un retrato del Bautista se hace un altarcillo en cada barrio, es su Arco de San Juan. Los chavales se disfrazan, ellas de sanjuaneras y ellos de lo que sea pero con bigotes y patillas de carbón y se cantan coplas hasta las tantas. Al día siguiente se desayuna chocolate con bollos, y si da para más, se almuerza. Dignos de visitar son cada uno de los arcos, todos de color y primavera. ¡Ah!, también las mozas reciben esa noche rosas o cardos, allá cada cual.
Es la fiesta del gremio seguramente más numeroso de la población, el de hostelería. Una charanga recorre desde primeras horas la ciudad antes de trasladarse a la residencia de ancianos donde se celebrará la Santa Misa. A mediodía, tras su comida de hermandad, invita la cofradía al pueblo a presenciar un festejo taurino para terminar la jornada con una verbena popular en el parque de la Alameda.. En esta celebración tambien participan los Gigantes y Cabezudos, que salen de la Plaza Mayor acompañando a la Charanga y rodeados de niños hasta llegar a la alameda.

En torno a estos dos días se celebran las fiestas de la ciudad. Comienzan con la tradicional caravana en que las coloristas peñas acompañan a la Reina de las Fiestas y su Corte hasta la Plaza Mayor donde se da lectura al pregón que proclama una semana de fiesta y alegría. A partir de ese momento cualquier visitante es, como siempre, bien recibido en las peñas y se le invita a beber y bailar cuanto quiera, hasta que se eche la llave para acudir al encierro.
Toros, paseos de gigantes y cabezudos, el lanzamiento de bombas japonesas con regalos para los niños, los concursos deportivos y culturales, actuaciones musicales y verbenas completan la oferta lúdica de estos días, que terminarán con la quema de una espectacular colección de fuegos artificiales.
La procesión nocturna de la Virgen de la Mayor *, patrona de la ciudad, en su floreada carroza, acompañada por el monumental rosario de los faroles, indicada por fin a los seguntinos más optimistas que ya sólo falta un año para el comienzo de sus próximas fiestas.
No sólo para cantar villancicos sino también y principalmente coplas satíricas sobre los sucedidos del año que se acaba, sale a la calle la Rondalla Seguntina a la que se espera a la hora del vermú. Pepe Cerezo, su "alma mater", y otros clásicos lanzan el dardo que corean los instrumentistas o quien quiera que se anime, mientras las zambombas suenan al ralentí. La tonadilla es propia de Sigüenza y da gloria oirla. Llega la rondalla al medio siglo en estas fechas y se echó a la calle para pedir por los ancianos; hoy, las cosas han cambiado pero cumple con un deber escrito en el aire: la tradición.
La localidad de Sigüenza acoge el segundo fin de semana de julio las Jornadas Medievales, organizadas anualmente por la Asociación Medieval de Sigüenza y con las que se conmemora el destierro de Doña Blanca de Borbón que, prisionera de su esposo, el rey Pedro I de Castilla, pasó largos años recluida en el Castillo de
Sigüenza, actualmente Parador de Turismo.
Estas jornadas contemplan diversos actos a lo largo del año que culminan en el segundo fin de semana de julio con el desarrollo de un programa de actividades en el que participa toda la ciudad engalanada y ambientada en el medievo, con sus habitantes vestidos de época. Un mercado medieval permite al viajero disfrutar de los puestos de viandas, encajes, adornos, dulces y otros productos de la época. Durante estas jornadas el mercado medieval solamente aceptará la moneda de curso legal de la época, "el maravedí", que se podrá adquirir en los puestos de información de la Asociación Medieval.
Dentro de todas las actividades destaca el "asalto al Castillo de Sigüenza" que se lleva a cabo por el grupo seguntino de espeleología que, por este día, se convierten en los caballeros y villanos partidarios de Doña Blanca de Borbón que intentan liberar a la reina de los muros del castillo-fortaleza.
También hay actividades por la noche con la denominada Noche de embrujo, en la que las comparsas de brujas, esqueletos, damas blancas y negras, elfos y otros habitantes de la noche seguntina darán rienda suelta a sus fechorías. Recorrerán la calles medievales hasta el castillo y allí realizarán bailes, rituales y ceremonias.

Estas jornadas contemplan diversos actos a lo largo del año que culminan en el segundo fin de semana de julio con el desarrollo de un programa de actividades en el que participa toda la ciudad engalanada y ambientada en el medievo, con sus habitantes vestidos de época. Un mercado medieval permite al viajero disfrutar de los puestos de viandas, encajes, adornos, dulces y otros productos de la época. Durante estas jornadas el mercado medieval solamente aceptará la moneda de curso legal de la época, "el maravedí", que se podrá adquirir en los puestos de información de la Asociación Medieval.
Dentro de todas las actividades destaca el "asalto al Castillo de Sigüenza" que se lleva a cabo por el grupo seguntino de espeleología que, por este día, se convierten en los caballeros y villanos partidarios de Doña Blanca de Borbón que intentan liberar a la reina de los muros del castillo-fortaleza.
También hay actividades por la noche con la denominada Noche de embrujo, en la que las comparsas de brujas, esqueletos, damas blancas y negras, elfos y otros habitantes de la noche seguntina darán rienda suelta a sus fechorías. Recorrerán la calles medievales hasta el castillo y allí realizarán bailes, rituales y ceremonias.
www.fgallardo.com
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